sábado, 24 de junio de 2017

Algunas puntuaciones acerca de la adversidad: V parte


Dejar de lado los imposibles
Una de nuestras premisas es que tanto los acontecimientos, las personas y las cosas que son nuestros enemigos, lo son en la medida en que nosotros mismos las rechazamos. Es un terreno fértil dónde el hombre puede cultivar todo lo que desee en él.
Todas las cosas que nos resultan agradables o desagradables corresponden  a nuestro sentir: rechazo o resistencia.
Pero esta situación humana del desagrado nos remite a la relatividad del propio concepto de lo desagradable, cuando hace referencia a la relación entre objeto, agente y la sensibilidad nuestra. Y es subjetiva dicha sensibilidad: pinta el cuadro según el viento, la brisa, el vendaval de los preconceptos, los juicios valorativos, la fuerza de la voluntad, los diversos estados de ánimo...
El término psicoanalítico conocido como fantasía, no es muy útil aquí, ya que si bien esta pude llegar a hacerse conciente, siempre tiene un origen que es inconsciente, trae aparejado grandes problemas con su contenido mental.
Todo sufrimiento es producto de una resistencia mental. Sabemos que donde hay resistencia inevitablemente hay sufrimiento. Entonces sabemos que cuando el hombre se convierte en enemigo, en su propio enemigo al rechazar, puede transformarse en un ser sombrío, temeroso, temible e impredecible a la vez. Esto lo puede conducir a un círculo vicioso: cuanto más le desagrada una cosa mayor rechazo se produce y cuanto más las rechaza más le desagradan. Para demoler esto hay que salir del círculo vicioso.
                                                       
Como se recordará mencionaba que por medio de la resistencia emocional tendemos a anular y dejar fuera de combate todo aquello que nos resulta desagradable. Pero también es cierto que con disciplina, estrategia aplicada con métodos eficaces podemos vencer enfermedad, pobreza, injusticias. No obstante, para resolver esta tesitura aparentemente inconciliable, es factible procesar varias condiciones que perjudican a los seres humanos.
Por consiguiente una de los enemigos es la pasividad
Ahora bien, el sujeto humano a través de un adecuado método y el suficiente entrenamiento, llega a adquirir la capacidad de suprimir de forma momentánea toda actividad mental nociva, en especial para detener el pensamiento atrapado por obsesiones y tendencias negativas.
Ese es el gran desafío desde siempre: cómo lograr a ser dueño de nuestra propia mente, cómo obtener detener aquello nociva que se nos imponen.
Este es uno de los pasos hacia la liberación.
                                                                
La mente muchas veces es esclava de sus obsesiones, recuerdos y complejos torturadores, desconociendo que puede liberarse de ellos y adquirir la soberanía de modo permanente.
Posteriormente deterjamos, en el mismo transcurrir de la vida, una y mil variantes, sobre este punto, en efecto, hay muchos tratamientos terapéuticos, lo que indica que el problema puede cambiar: ya no se trata de una condición única y estable e irreversible, sino de un malestar que es plausible de ser modificado. Entre otras cosas, dicha consideración abre el campo a funciones que quedan para futuras investigaciones.
Si planteamos la ventaja impresionante que representa que si todas las cosas existen en la medida en que son captadas por nuestra mente y el dominio mental es un tesoro pleno de valores, no lo es menos el reino de la liberación y la serenidad.
Este es el fin último de toda terapia: buscar el medio de liberación. Con este fin tenemos numerosos métodos para alcanzar la liberación, a través de la paciencia y el entrenamiento que nos llevan a alcanzar la capacidad de desconectarnos voluntariamente de las obsesiones y transformar el alma en un jardín pleno de virtudes.
Este poder mental es, aun dormido, uno de los pilares que nos deberían acompañar en todo momento en nuestro largo recorrido.
Por eso, en vez de maldecir el obstáculo, la salida, en primer lugar sería preguntarnos como anular su efecto, en qué manera podemos mitigar su peligrosidad. ¿Qué es lo que debo hacer?
Siempre la respuesta será una realidad hostil, posible de ser solucionada en un porcentaje más o menos alto.  Hay que poner toda la energía en pos de dejar afuera de nuestras vidas a esos enemigos.
El problemático solucionar realidades hostiles nos retrotrae necesariamente a la relación del sujeto con el mundo. Esto nos plantea una situación verdaderamente compleja para la exposición que pretendemos hacer: es que el hombre no tiene todo a su favor, porque constitucionalmente está en falta.
En otras ocasiones tenemos que enfrentarnos a situaciones que nos desagradan o provocan nuestro rechazo pero que no está en nuestras manos solucionar. Estas son las llamadas situaciones límites, hechos consumados o simplemente un imposible.
Y de modo humilde queremos comentar que, en nuestra condición d humanos y en una proporción que nos es difícil reconocer por lo elevado de su influencia, somos seres desvalidos (impotentes), que la mayoría de las veces no sabemos cómo responder ante las circunstancias, que nuestra libertad está cada día condicionada por nuestra actitud descuidada y torpe, muchas veces infatuada, otras tantas disfrazada de autoritarismo, otras tanta aprisionada o anulada; nos cuesta admitir que somos seres limitados. Pocos son los capaces de admitir esta condición humana de manera consciente, pero aquel que sí lo hace ya ha recorrido los primeros tramos del camino de la libertad.
Cuando sentimos que todas las puertas están cerradas y los caminos de salida bloqueados, es nuestro deber preguntarnos que es lo que entendimos, para luego enfrentarnos a la situación dolorosa, tenemos opciones a seguir que solo dependerá de nosotros y de la actitud adoptada para resolver el problema, a saber: en lugar de responder con llanto infantil  deberíamos responder con una pregunta simple y valiente: ¿Qué tanto puedo hacer? ¿Que me quiere decir esta situación, qué parte de mi está reflejando? Si abrimos el corazón y sentimos que es posible hacer algo, avancemos decididamente hasta enfrentar la situación y liberarnos del dolor. Pero si sentimos que todo está perdido es una actitud loca y reaccionaria tornar más intolerante la situación con nuevas actitudes agresivas como si con el mal pudiéramos anular el mal realizado, me temo que esta es la salida fácil que casi todos los grupos humanos siguen haciendo del conflicto un sólido templo del dolor.
La manera de liberarse de los conflictos es pues, aceptarlos para luego dejarlos ir.




sábado, 17 de junio de 2017

Algunas puntuaciones acerca de la adversidad: IV parte




Una luz más allá de la adversidad

Somos seres de luz y sombra. Comenzaremos nuestro recorrido una vez más conforme lo hemos introducido oportunamente en el anterior trabajo. No obstante, a los efectos de puntuar la incidencia de la sociedad y el lugar que ocupa el hombre actual en ella, escribiremos breves líneas al respecto en el recorrido de este presente capítulo. Las sociedades no están exentas de esta misma condición de luz y sombra. El bien y el mal no proceden desde un supuesto exterior que no es más que un reflejo de su propio interior. Si bien es cierto que dentro nuestro se gestan los pensamientos de odio, también los de amor y bonanza.
Por otra parte, estos ítems –ubican al hombre en un lugar de privilegio y de capricho-, son articulados a todos los niveles de la vida que éste lleva en lo social. Precisamente, muchas veces el sujeto humano, se identifica con aquello que en su interior está quebrado.

sábado, 10 de junio de 2017

Algunas puntuaciones acerca de la adversidad: III parte


  
   Fracaso, error  y abatimiento
Me atrevo a suponer, una vez más que la primera reacción ante el título del presente punto ha sido la de una secuencia que va desde el asombro hasta la de desesperanza. Porque independientemente de la trayectoria teórica y clínica de cada terapeuta, lo interesante, respecto al fracaso, lo espontáneo es que esta palabra se inscribe en el imaginario de toda la sociedad y sus integrantes.
Hay una sustancia venenosa y de inagotable poder: el fracaso. También él es un producto humano (mental).


sábado, 3 de junio de 2017

Frases para meditar




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Los santos no son personas que nunca han cometido errores o pecados, sino quienes se arrepienten y se reconcilian.

Benedicto XVI