sábado, 13 de mayo de 2017

Algunas puntuaciones acerca de la adversidad: I parte




¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: ¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos”. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Volverán los rescatados por el señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.

 Isaías 35,1-6 a.10


Introducción

Pese a sus riesgos –en el sentido de invitar tal vez a un sesgo un tanto filozofante- el título del punto a tratar da acabada cuenta del tema que intentaremos desarrollar. Lo peculiar del encabezamiento del presente capítulo habría quedado compensado si nos hubiésemos confortado al utilizar subtítulos simples o herméticos, más alusivos a nuestra propuesta inicial. Pero estas expresiones inevitablemente –y abusivamente crípticas-, entendemos que, encuentran su plena justificación, en principio, por encontrarse inscriptas –si bien de un modo lateral o casi marginal- en los intereses de los individuos que componen nuestro entramado social actual. En todo caso, lo que podemos reclamar como propia es nuestra libertad a la hora de subtitular un trabajo destinado a comentar algunos aspectos de lo que –si bien no descubrimos nos animamos a escribir sobre ello-, aqueja a una sociedad que a gritos ha dado en denominar a sus sufrimientos de un modo singular.

Para encararla, vamos a comenzar por la revisión de algunas de las respectivas opiniones populares, tan difundida como poco fundadas en algo más que no sea el mero prejuicio. Destacaremos aquí algunas maneras de entender el nexo entre la mente, su poder y el sufrimiento humano. En primer lugar, el decir popular afirma que la mente domina todo; en segundo lugar es la opinión que se puede desterrar a voluntad de modo total y absoluto la angustia con ejercicios novedosos de dudoso origen; en último término, encontramos la afirmación que cree que se puede definitivamente erradicar por completo el sufrimiento humano.
Superar, desterrar, eliminar, erradicar, dominar. Son imperativos que se mueven en un espacio teórico en el cual habría un cierto territorio –el correspondiente a la nueva era- que los nuevos chamanes ampliarían, o del que despegaría o en el que excavarían los problemas de las mentes modernas.
En la actualidad, hay una fuerte afirmación, y es ésta: la mente domina todo. Pero esto se convirtió para mucha gente en todo un infierno, una trampa, un callejón sin salida donde la angustia se apodera de nuestro ser. Pero no todos los seres humanos están preparados para autoliberarse a través de ejercicios de respiración supuestamente liberadores de todo conflicto mental y tornar cada pensamiento en positivo con el fin último de provocar un cambio radical en sus vidas.
En segundo lugar, encontramos el prejuicio habitual como dijimos antes, es el de erradicar o superar de modo definitivo la angustia. Esta noción confluye con el mito de que el hombre puede eliminarlo todo por sus propios medios, es un semi-dios hacedor de todas las cosas.
Y angustia nos remite a angostura, estrechez. Con sus imperativos la mente aprieta y oprime al pobre, que experimenta tanta asfixia como sinsabor.
Por último, como se sabe, en nuestra tradición occidental nuestros sufrimientos implican el concepto de la culpa.

Ya nos proponemos, explicar esta verdad y hacer una hipótesis que aclare su terrible aspecto de pesadilla: todos nuestros conflictos y sufrimientos es producto de nuestra mente, asumiendo que es también una parte de nuestra estructura como humanos que somos-. Y este alarmante dato, lejos de ser una noticia que nos paralice, implica la novedad de que la posibilidad de transformar esos pensamientos está en nuestras manos, con la cual la existencia se ve beneficiada. Pero lejos estamos aún de poder dar un posible abordaje benéfico asumiendo que la angustia es parte de la estructura y que el sufrimiento simplemente hay que asumirlo y luego resolverlo de la mejor forma posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.