Hermanos: ustedes saben en qué tiempos vivimos y que ya es hora de que
se despierten, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando
abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las
obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno
día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta
de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario,
revístanse del Señor Jesucristo.
Romanos 13, 11-14ª
Acerca del problema de los sufrimientos
Al caminar por las extensas calles de Buenos Aires, he quedado
sorprendida, más aún conmovida hasta el aturdimiento, al comprobar cómo caminan
las personas, sea de día o de noche, sean jóvenes o ancianos, ricos y pobres. Al respecto, las puntuaciones que hemos de tener en cuenta en nuestro recorrido, son bien
precisas, enseñando cómo el nivel de la cotidianeidad, se infiltra, en cada
rendija, en cada lugar, más allá de las polaridades marcadas por los
imaginarios sociales.
Me duele el alma, cada vez que veo el vacío de los ojos de tantos
hombres y mujeres que caminan por la vida como si estuvieran dormidos, sin
rumbo, esclavos que portan grilletes invisibles pero tan reales como el dolor
impuesto en sus rostros. Durante años intenté ayudar a hombres y mujeres a
salir de los profundos pozos en donde duermen de modo casi permanente y
sumergido en la oscuridad. He recorrido libros y distintos métodos terapéuticos
buscando aquella "fórmula" para enseñar y enseñarme a enjugar
lágrimas propias y ajenas, extirpar espinas, ahuyentar fantasmas del pasado,
liberarse de adicciones y agonías y, si es posible llevar un bálsamo a la casa
mental del ser humano. ¿Quién podría creer que hay un oficio más insomne y
vanidoso? Es mi manera de caminar despierta.
Muchos hombres y mujeres han decidido sufrir más de la cuenta. Sufrimiento que, por
cierto, nadie desea -de manera consciente y voluntaria a menos que sus
perversiones subjetivas se lo permitan para gratificarse con el morbo y el
dolor- , y que nadie conjura a través de
ritos paganos o quimeras económicas o bien la plena fe en políticas oficiales, -todas ilusiones que intentan calmar la angustia-; pero que allí están, como una sombra permanente
junto a nosotros. Sufrimiento: "a la manera Argentina" que, por
cierto se refleja en los rostros ausentes y vacíos de dicha. ¿Cuándo se endulzará la expresión porteña? Cuando el hombre mismo reconozca su
ser; solo entonces, tal vez...
¿Qué hacemos para que deje de ser un ausente entre otros que sí pueden
ver la belleza de una tierra bendita y un cielo benévolo? ¿Cómo despertarlo?
¿Cómo transformarlo en amigo de sí mismo, o, al menos en un ser benévolo
consigo mismo? He aquí el problema fundamental que nos exige continuar,
siempre, continuar el recorrido y sin denigrar a la piedra que encontramos en
el camino.
Un modo factible de abordaje del problema antes plantado es entender la
relación teórica entre los postulados de Freud y Lacan y los aportes de ambos
maestros del psicoanálisis y es el de interrogarse en primer lugar, por todo
aquello que no suele ser cuestionado por la psicología convencional. Esta conexión diádica nos lleva a encarar la
revisión de algunas de las opiniones más conocidas, y muy difundidas de la
teoría psicoanalítica que, se han convertido el los últimos tiempos en
verdaderos clichés. En especial, en diversos artículos nos detendremos en la cuestión del lenguaje tan
caro al decir de los argentinos. Si bien es desde ya hace mucho tiempo atrás,
consenso generalizado, que, los casos clínicos que el método psicoanalítico nos
presenta, ante la empresa de nuevamente intentar este abordaje se abre una
suerte de desafío: no sólo de encarar el tema una vez más huyendo del peligro
de insistir en lo ya dicho por otros o de caer en trivialidades sino de
intentar dar una vuelta más hacia la búsqueda de realizar una travesía por el
denso y atractivo territorio del quehacer humano, pero con el agregado –como ya
lo hemos dicho antes de no dejar de lado el tema de la fe-, bajo estas
condiciones se torna imperativo el planteo de algunas cuestiones de base. O
dicho de otro modo: surgen tanto el tema
del sufrimiento; como el modo de abordarlo de modo inseparable.
En lo atinente a nuestra propuesta de trabajo, que específicamente se refieren a las
patologías más conocidas y difundidas concebidos en primera instancia como escritos, con los aportes de diversas
disciplinas.
Por último una pregunta a todos aquellos lectores que excluyen la posibilidad de la existencia del espíritu inmortal en el hombre –pensando en su benevolente y astuta compañía en el recorrido de este breve trabajo-, ¿puede conocerse aún más el mecanismo humano si aceptamos la inclusión de una esencia que aún no todos aceptan como en otras épocas le pasó al mismo Freud con sus postulados de lo inconsciente, para el mejor entendimiento de la existencia humana y, salvando las diferencias ideológicas o religiosas, lograr un decoroso y más benévolo transito por esta vida?
Por último una pregunta a todos aquellos lectores que excluyen la posibilidad de la existencia del espíritu inmortal en el hombre –pensando en su benevolente y astuta compañía en el recorrido de este breve trabajo-, ¿puede conocerse aún más el mecanismo humano si aceptamos la inclusión de una esencia que aún no todos aceptan como en otras épocas le pasó al mismo Freud con sus postulados de lo inconsciente, para el mejor entendimiento de la existencia humana y, salvando las diferencias ideológicas o religiosas, lograr un decoroso y más benévolo transito por esta vida?
La pregusta nos invita a iniciar el camino.
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