1 de noviembre
Solemnidad de Todos Los Santos
En este día, el objeto de esta fiesta para los católicos es el de honrar a los santos del cielo, los que han sido canonizados y aquellos que no, aunque sean desconocidos para nosotros, pues Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.
¿Quiénes pueden ser santos?
Todos estamos llamados
a ser santos.
Dios nos quiere santos,
y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y
todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos
que querer serlo.
Ser santos es querer
seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad.
Ser santos es simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios.
¿Quiénes
son los santos?
Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los
tiempos ha habido santos, de diferente edad y condición particular: ricos y
pobres, eruditos y simples.
Algunos lo fueron desde niños y otros se
convirtieron después de una vida complicada y llegaron a la santidad. Pero
todos tienen algo en común: cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y
decidieron ser felices siguiéndolo.
Un santo
es un hombre por donde pasa la luz. Los santos son seres transparentes, espejos de la luz de Dios, que se purifican
constantemente para captarla mejor y reflejarla más perfectamente. Esos son los
santos: los grandes amigos de Dios.
Efectivamente. Son
incontables los santos y santas canonizados, que han merecido el honor de los
altares. Pero los santos canonizados no son más que una mínima parte de los
siervos y siervas de Dios, que con la ayuda de la gracia divina supieron ser fieles
y practicaron la virtud en grado heroico.
Un poco de historia: Orígenes de la
celebración del día de todos los santos
Sus orígenes se
remontan a la práctica de los antiguos cristianos de celebrar misa en las
catacumbas, junto a los restos mortales de los numerosos mártires inmolados, en
especial en tiempos de Diocleciano.La investigación
especializada de la historia encuentra muy inciertos los orígenes de esta conmemoración
litúrgica de la Iglesia. Encontramos en las catacumbas de Roma, en sus minúsculos oratorios la presencia de un culto tributado a los apóstoles
y a los mártires por las primitivas comunidades. Aquellos cristianos pudieron vivir todas las dimensiones de la resurrección de Jesucristo, llenos de esperanza en la propia resurrección. Habían oído a San
Pablo. Los mártires
habían triunfado por sobre las orgías siniestras de los césares, y se habían convertido en un ejemplo de vida, y una intercesión poderosa delante del Altísimo. El cristianismo ofreció un sentido de trascendencia ante el concepto pagano de vida y muerte. Nace el culto martirial. En el siglo
IV recién aparece una liturgia colectiva consagrada a "todos los
mártires".
Luego se impuso el anhelo de festejar a todos los santos: no sólo a los que dieron
testimonio con su sangre, sino también a los confesores y doctores, a las
vírgenes y a los anacoretas, que ya iban mencionados en el canon de la santa
misa, con la fórmula: "los que duermen en el signo de la fe".
Tiempo después, la fecha se vinculó luego a
la consagración de una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los
santos, llevada a cabo por el Papa Gregorio III (731-741).
Más adelante, a mediados del siglo IX,
Gregorio IV extendió esta celebración a toda la Iglesia pues hasta Gregorio IV —827-844—que la fija el día 1.° de noviembre. Finalmente Sixto IV enriquecía la festividad con una octava solemne y muy amplias indulgencias.
Este es un día de
precepto para todos los católicos, es decir se debe participar de la Santa
Misa.
Algunas puntuaciones acerca de la teología
litúrgica de la celebración del día de todos los santos
Generalidades
Se apoya en la revelación
de las Sagradas Escrituras.
Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al
cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al
cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia
como ejemplos de vida cristiana.
Es la confirmación de la vocación universal a la santidad de que
nos habla Jesús mismo cuando dice: Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre
celestial. (Mateo
5:48)
Nuevo Testamento
San Juan:
En sus
visiones de Patmos, nos dice:
"Vi una muchedumbre grande, que nadie podría
contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y
del Cordero, revestidos con túnicas blancas y con palmas en las manos.
Clamaban, con grandes voces, diciendo: Salud a nuestro Dios, al que está
sentado sobre el trono y el Cordero. Y todos los ángeles estaban, en pie,
alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro videntes. Y cayeron sobre
sus rostros y adoraron al Señor, clamando: Amén. Bendición, gloria, sabiduría,
acciones de gracias, honor y poder a nuestro Dios por los siglos de los siglos,
Amén".
En esa muchedumbre están todos los santos: los canonizados y todos los justos que mueren en gracia, y después de
bruñidos en el crisol del purgatorio, acceden a la eterna beatitud de Dios: los
santos anónimos, sin aureola, también.
San Pablo:
Dice en Corinto, en la primera carta:
"Entonces será el fin,
cuando Jesucristo entregue a su Dios y a su Padre el reino. Pero es necesario que
Él impere en este mundo, hasta poner a todos sus adversarios como escabel de
sus plantas".
Ya dijo Jesús que Juan
Bautista era el mayor entre los nacidos de mujer -por su tarea, por su misión-
pero, aun así, añadió que el más pequeño en el reino de los cielos es, puede
ser, mayor que Juan. Pues será más santo el
que tenga más amor, el que se deje poseer más por Dios. Y eso sólo Dios lo
sabe.
El Apocalipsis nos dice
que son innumerables los santos, los marcados con el sello de Dios en sus
frentes. El mismo autor
sagrado dice que se trataba de una muchedumbre ingente de toda nación, pueblos
y tribus.
Comunión de los santos
Significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por las siguientes características:
Significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por las siguientes características:
- el testimonio de sus vidas,
- por la transmisión de sus escritos
- por su oración.
- contemplan a Dios, lo alaban
- no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra.
Ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros
ante el Padre.
Esto nos ayuda mucho en nuestra debilidad humana.
Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios.
Podemos y debemos
rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.
No debemos olvidarlos y perder la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos.
No debemos olvidarlos y perder la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos.
Por esto, la Iglesia ha querido
que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir
su intercesión.
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