Hacia un bello despertar: quinta parte
Dejar atrás los viejos fantasmas
De pronto amanece, se sienten entonces aterrorizados
por el temor, sin caer en la cuenta que ellos inventaron la historia. Es por
ello que hechos de poca trascendencia ¿poca? Son transformados en verdaderos
dramas.
A la gran mayoría de nuestra sociedad le sucede
esto. También hay otros a quienes la objetividad y el principio de realidad les
permite ver las cosas con un cristal libre de tantos embustes (no sin
subjetividad, lo que sucede es que su subjetividad es balanceada y libre de
cargas emotivas tan neuróticas). Pero a ellos no se los escucha. No quiere
despertar el hombre dormido.
Además de los elementos constitucionales que
intervienen en la formación de un sujeto, la conducta del mismo está
condicionada también por toda clase de estímulos, coacciones y modelos que
provienen del mundo que lo rodea. Los antropólogos culturales nos ayudan a
comprender mejor los fundamentos socioculturales en el desarrollo y
estructuración de la personalidad. Dichas investigaciones, fueron realizadas en
numerosas sociedades primitivas, que tenían diversos esquemas culturales, y,
sin embargo permitieron establecer entre sí, una correlación estrecha entre
características culturales de grupos humanos y algunos tipos de conducta
individuales.(por ejemplo el complejo de Edipo).
Pero también
vemos que, en dicha transmisión y en la constitución de los sujetos hay
fantasmas que provocan sufrimientos de diversos grados de complejidad.
Para liberarse de esos fantasmas es preciso
despertar. Y ese despertar es salvador, pues al despertar nos ahorramos
costosas "cuotas de sufrimiento".
Despertar es despejar nuestra visión del mundo y de
las cosas, es un arte de ver las cosas tal cual son sin la turbia mantilla de
los miedos.
Despertar es caer en la cuenta de que nos
torturamos con falsas expectativas y vanas ilusiones; es aceptar que por mucho
tiempo no quisimos ver la realidad.
No nos damos cuenta de que nuestros verdaderos
enemigos se alimentan de nuestros miedos, y en verdad nuestros temores son pura
quimera. Saber que las falsas ilusiones falsas son, no es fácil, pero a partir
de esa aceptación hacemos nuestra vida más libre.
"Basta despertar, y se deja de sufrir".
En la oscuridad de la noche todo se ve terrible, es decir, en verdad nada se ve
pues todo lo cubren las tinieblas. Pero ¿dónde marchan las sombras cuando
amanece? No van a ningún lado, simplemente todo se ilumina.
Siempre que nos sorprende nuestros diarios
disgustos, en cualquier momento del año, sea día o noche, la angustia nos
agobia, pero solo debemos esperar el amanecer sin temor. Hay que hacer una
correcta lectura de los hechos y de nuestras posibilidades, y asegurarnos de no
estar exagerando.
Despertar es el primer paso. Y no hay nada como
caminar junto a nuestro ángel de la guarda.
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