viernes, 20 de febrero de 2015

Cuaresma


Image result for imagenes de oraciones para cuaresmaUn saludo cordial a todos nuestros visitantes amigos. Aquí les comparto unas Oraciones muy bellas para vivir este tiempo cuaresmal.



Oraciones para la cuaresma
Autor: aciprensa.com


Oración para la cuaresma.
Padre nuestro, que estás en el Cielo,
durante esta época de arrepentimiento,
ten misericordia de nosotros.
Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras,
transforma nuestro egoísmo en generosidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra,
sana nuestras heridas del pecado,
ayúdanos a hacer el bien en este mundo.
Que transformemos la obscuridad
y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Para Alcanzar Amor

Madre del Divino Amor,
Tú que tan bien supiste aprender de Él
las lecciones de misericordia,
de extraordinaria bondad
y de suprema caridad,
obtenme la gracia
de entrar a esa misma escuela
y aprender de Ti, que tan maravillosamente reflejas
la grandeza del amor,
a acercarme día a día
interiorizando más y más
a Aquel que siendo Él mismo todo amor
es también para nosotros
La puerta de acceso a la Comunión amorosa.
Que así sea.

Para obtener la Piedad Filial

Madre del Amor Misericordioso,
bien sabes que tu Hijo,
desde lo alto de la Cruz,
señaló el camino de la piadosa
filiación como Aquel
que deberíamos recorrer.
Te imploro me obtengas la gracia
de acercarme a tu Inmaculado Corazón,
desde mi propio corazón,
para aprender a amarte y a honrarte
con el amor que el Señor Jesús te tiene.
Cuida que este hijo tuyo ingrese así
en el proceso de amorización
y vea algún día cumplida
la grandeza de verse conformado
en el Salvador
Amén

Oración del Fiat

Santa María, ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias concretad de
de mi vida. Amén.

Para ser Mejor

Auxilio de los pecadores,
siempre dispuesta al perdón
y a la intercesión,
obtenme las gracias
que me sean necesarias
para encaminar rectamente mi vida,
rechazar enérgicamente el pecado,
huir de sus ocasiones
y poner los mejores medios
para purificarme según el divino designio
y así encaminarme hacia quien es la Vida misma.
Amén.

Ante las Tentaciones

Madre querida acógeme en tu regazo,
cúbreme con tu manto protector
y con ese dulce cariño
que nos tienes a tus hijos
aleja de mi las trampas del enemigo,
e intercede intensamente
para impedir que
sus astucias me hagan caer.
A ti me confío
y en tu intercesión espero.
Amén.
Para vivir la Reconciliación

¡Oh Madre de La Reconciliación!
Tú, que por tu humildad, corno primicia,
recibiste el don obtenme del Señor
su bondad
y que viva de la gracia su moción.
Amén.

Para Vivir el Perdón

Ante las dudas sobre ti
respondiste con el perdón.
Ante la persecución
y las muchas murmuraciones
respondiste con el perdón.
Ante la insidia y la impía ofensa,
respondiste con el perdón.
Ante la infamia de la conspiración contra el Justo,
respondiste con el perdón.
Ante la traición y el dolor que conlleva,
respondiste con el perdón.
Madre de la Misericordia,
tu corazón bondadoso rebosa de clemencia,
por ello te imploro que me obtengas el perdón
por los muchos males que he hecho,
y también, ¡oh Madre!
enséñame a perdonar
como que ante tantos males que te hicieron,
hasta arrebatar de lado a tu divino Hijo,
siempre respondiste con el más
magnánimo perdón.
Amén.
















martes, 17 de febrero de 2015

Cuaresma: significado e historia



CUARESMA

UN TIEMPO DE GRACIA Y CONVERSIÓN

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La cuaresma es tiempo de conversión, pero es ante todo, un tiempo de gracia.








¿Qué es la cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que indica la Santa Madre Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. 
Es un tiempo de gracia para arrepentirnos de nuestros pecados y para  cambiar aquello que en nosotros no es agradable a los ojos de Dios. Es un tiempo para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

Significado
Del latín, Cuaresma: “quadragésima”, significa el “cuadragésimo día antes de la pascua”. 
Son los 40 días de preparación previos a la gran fiesta de la Pascua. 
La duración de la Cuaresma (40 días) se basa en lo simbólico del número cuarenta en la Biblia, en la que encontramos variadas referencias:
REFERENCIAS BÍBLICAS:
-      cuarenta días del diluvio
-      cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto
-      cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña; previos al encuentro de Yahveh
-      cuarenta días empleados por Jonás para alcanzar la penitencia
-      cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública
-      de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. 

Este significado teológico de la Cuaresma es rico y conlleva un enfoque doctrinal peculiar. 
En primer lugar, observamos que toda la tradición occidental inicia la Cuaresma con la lectura del Evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto: el período cuaresmal constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el caso del Señor, se prolonga durante cuarenta días. 
En segundo lugar, durante la Cuaresma, la Iglesia vive un combate espiritual intenso, como tiempo de ayuno y de prueba. Así lo manifiestan y expresan históricamente también los cuarenta años de peregrinación del pueblo de Israel por el Sinaí.
Por estos simbolismos que enriquecen el número cuarenta, tal  como lo observamos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la cuaresma evoca la idea de preparación, penitencia y el perdón, de ayuno, de reconciliación de los penitentes.
Por último, vemos que la tradición cristiana ha interpretado también el número cuarenta como expresión del tiempo de la vida presente y anticipo del mundo futuro.
Ya el Concilio Vaticano II (cfr. SC 109) señaló que la Cuaresma posee una doble dimensión:
-      bautismal
-      penitencial

El Concilio Vaticano II, ha subrayado el carácter de tiempo de preparación para la Pascua en un clima de atenta escucha a la Palabra de Dios y oración incesante.

Un poco de Historia
La difundida práctica de la Cuaresma, data del siglo IV, en esos años, se tendió  a constituirla en un “tiempo de penitencia y de renovación” para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. 
Esta práctica si bien se conservó con bastante vigor, -al menos en un principio-, en las iglesias de oriente, se ve cada vez más aligerada en occidente; sin embargo se mantiene y se observa un espíritu penitencial y de conversión en nuestro tiempo.
¿Cómo y cuándo empezó a vivirse la Cuaresma?
La celebración de la Pascua del Señor, constituye, sin duda, la fiesta magna del año litúrgico. De aquí que, cuando en el siglo II, la Iglesia comenzó a celebrar anualmente el misterio pascual de Cristo, advirtió la necesidad de una preparación conveniente, por medio de la oración y del ayuno, según el modo prescrito por el Señor. 
Surgió de este modo la piadosa costumbre del ayuno previo a la Pascua del viernes y sábado santos, como preparación al Domingo de Resurrección. 

Estas costumbres de preparación
 pascual se consolidó hasta llegar a constituir la realidad litúrgica que hoy conocemos como Tiempo de Cuaresma. Ya la primitiva celebración de la Pascua del Señor conoció la praxis del ayuno preparatorio el viernes y sábado previos. Pero fue en el siglo IV cuando se consolidó la estructura cuaresmal de cuarenta días.

          ¿Por qué la ceniza?
  1. Hacia finales del siglo V, el miércoles y viernes previos al primer domingo de cuaresma comenzaron a celebrarse como si formaran parte del período penitencial, probablemente como medio de compensar los domingos y días en los que se rompía el ayuno.
  2. Dicho miércoles, los penitentes, por la imposición de la ceniza, ingresaban en el orden que regulaba la penitencia canónica.
  3. Cuando la institución penitencial desapareció, el rito se extendió a toda la comunidad cristiana: este es el origen del Miércoles de Ceniza o «Feria IV anerum».
  4. El proceso de alargamiento del período penitencial continuó de forma irremediable. Esta anticipación del ayuno cuaresmal no es exclusivamente romana: se encuentra también en Oriente, y en diversas regiones de Occidente.
  5. Probablemente se trata de una praxis originada en la ascesis monástica y más tarde propagada entre la comunidad cristiana, aunque resulte difícil conocer sus características. 

El tiempo de cuaresma 
El tiempo de Cuaresma se extiende desde el miércoles de Ceniza, y finaliza antes de la Misa de la cena del Señor del Jueves Santo, este período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa crismal —Missa Chrismalis— que el obispo concelebra con sus presbíteros. Esta Misa manifiesta la comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico sacerdocio y ministerio de Cristo. Durante la celebración se bendicen, además, los santos óleos y se consagra el crisma.
Color litúrgico
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. 
Miércoles de Ceniza
·        El miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia.
·        Los viernes de Cuaresma se observa la abstinencia de carne.
·        El viernes Santo también se viven el ayuno y la abstinencia.
·        Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual importante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. 
·        Este tiempo del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos"
·        Este imperativo “convertios” es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
·        La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia.
·        La conversión es, un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad.
·        Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en  la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
·        Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia": Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.

Tradición en la Iglesia primitiva
·       En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (es decir 42 días) antes de la Pascua.
·       Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluían los domingos).
·       En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.
·       Era una práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma.
·       Ellos, los penitentes romanos, eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua.
·       Cuando estas prácticas cayeron en desuso (desde del siglo VIII al siglo X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de todos los fieles de  la congregación.
·       Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo.


Significado simbólico de la Ceniza

·       La ceniza, del latín "cinis", es el producto de la combustión de algo por el fuego. Fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.
·       En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive.
·       Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27.
·       El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma, se realiza el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua.
·       La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
·       Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.

Tiempo de conversión, reflexión, penitencia, perdón y preparación para la Pascua

·      En la Cuaresma, es Cristo quien nos invita a cambiar de vida. 
·  La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchar la Palabra de Dios, orar, compartir con el prójimo y hacer obras buenas. 
·    Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.     
·     Tiempo de conversión: la conversión es una inmersión en el eterno designio de Dios. No se trata tanto de hacer un esfuerzo cuanto de descubrir lo que ya somos, por la gracia. 
·     Tiempo bautismal:  la cuaresma es un tiempo bautismal, toda la Iglesia vuelve a "zambullirse" en Cristo. Si es verdad que ya nos ha liberado, no lo es menos que nos hará libres
·     La conversión cuaresmal no tiene otra razón de ser que la de llegar a ser por la gracia lo que ya somos por carácter.
·   Se nos invita a redescubrir "nuestra raíz", pues nuestra raíz permanente en este mundo es Jesús, muerto y resucitado, que no cesa de germinar en la tierra de los hombres. Esta raíz permanente es obra del Espíritu, que nos hace capaces de entrar en comunión con el Dios de amor y de vida.
·     El bautismo es un acto único en la vida del creyente que le permite unirse a ese otro acto único que, en la historia, marca el advenimiento de los últimos tiempos, la muerte y resurrección de Jesús. Lo que aconteció en Jesús se hace realidad en cada hombre. 
·      Las limitaciones que experimentamos y que nos acortan no son únicamente las de nuestra condición humana, sino más bien las de nuestra condición humana "disminuida". El pecado nos rodea, pero, cuando tratamos de romper su cerco, nos hacemos "capaces" de acercarnos a Dios. 
·       Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
·       Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
·       Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. 
·       Asimismo, debemos atender y meditarla Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía. 
·       La mortificación  y la práctica del ayuno son fundamentales, y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.
·       De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial.

Cómo vivir la Cuaresma
·       1. Arrepentirse de los pecados y confesarlos.
·       Pensar en qué hemos ofendido a Dios, Nuestro Señor. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisar los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión.
·       2. Luchar por cambiar.
·       Analizar nuestra conducta para conocer en qué estamos fallando. Hacer propósitos para cumplir día con día y revisar en la noche si lo logramos. 
·       3. Hacer sacrificios.
·       La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. 
·       4. Hacer oración.
·       Aprovechar estos días para orar, para hablar con Dios.
·       El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. 
·       La abstinencia obliga a las personas a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad.
·       Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
·       El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.
¿Por qué el Ayuno?

Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios.
El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como "actitud consumística".
Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y la calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.
Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor.
Ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.
No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.

domingo, 15 de febrero de 2015

Devociones: San José

Hace unos días encontré una bella Devoción a San José que me gustaría compartir con todos ustedes. Al final del mismo encontrarán el nombre del blog amigo. Espero les sea de utilidad.


 DOMINGOS DE SAN JOSÉ

Devoción a San José

SAN JOSÉ
SAN JOSÉ

EJERCICIO DE LOS SIETE DOMINGOS EN HONOR DE LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ

INTRODUCCIÓN:


Toda la vida de S. José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es al pie de la letra "el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia" (Lc 12, 42). Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre. En los momentos de noche oscura, el ejemplo de José es un estímulo inquebrantable para la aceptación sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar esa veneración e imitación y para solicitar su ayuda, ponemos a continuación el siempre actual Ejercicio de los siete Dolores y Gozos.




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Por la señal, etc. -Acto de contrición.

Ofrecimiento
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo
y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo,
Amén.
Primer dolor 
Esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa! ¡Pero cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio dela Encarnación!
y gozo
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Segundo dolor 
Bienaventurado patriarca glorioso S. José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre, el dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
y gozo
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Tercer dolor 
Ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José, la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó llenándoos de alegría,
y gozo
Por este dolor y por este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
Cuarto dolor y gozo
Santo fiel, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José, aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María, os causó dolor, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo, conseguidnos ser del número de los que por los méritos de Jesús y por la intercesión de la Virgen María han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
Quinto dolor 
Custodio vigilante del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo de Dios, particularmente en vuestra huida a Egipto!, ¡pero cuán grande fue vuestra alegría teniendo siempre con vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.
y gozo
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
Sexto dolor 
Ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos, aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el Ángel vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
y gozo
Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,
Séptimo dolor 
Modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que lleno de gozo, le encontrasteis en el templo, en medio de los doctores.
y gozo
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
S. José y Jesús
Antífona
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración Final
Oh Dios, que con inefable providencia, os dignasteis elegir al bienaventurado José por esposo de vuestra Santísima Madre, os rogamos nos concedáis tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.
LETANÍA A SAN JOSÉ
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos,
Dios Padre Celestial. Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten piedad de nosotros.
Santa María. Ruega por nosotros.
San José, Ruega por nosotros.
Ínclito descendiente de David, Ruega por nosotros.
Lumbrera de los Patriarcas, Ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros.
Custodio casto de la Virgen, Ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros.
Solícito defensor de Cristo, Ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros.
José justísimo, Ruega por nosotros.
José castísimo, Ruega por nosotros.
José prudentísimo, Ruega por nosotros.
José fortísimo, Ruega por nosotros.
José obedientísimo, Ruega por nosotros.
José fidelísimo, Ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, Ruega por nosotros.
Amador de la pobreza, Ruega por nosotros.
Modelo de los obreros, Ruega por nosotros.
Honra de la vida doméstica, Ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, Ruega por nosotros.
Amparo de las familias, Ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, Ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, Ruega por nosotros.
Abogado de los moribundos, Ruega por nosotros.
Terror de los demonios, Ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Le constituyó señor de su casa, y jefe de todo cuanto poseía.
OREMOS: 
Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Madre Santísima: te rogamos nos concedas que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en el Cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
INVOCACIÓN: San José, haz que vivamos una vida inocente, asegurada siempre bajo tu patrocinio.
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LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ

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